9 luglio 2011

No sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió.

¿Y sí te digo que no mereció la pena? No te digo eso, ni lo otro, te digo perder el tiempo. Cuando oí que querer era lo mejor, era mentira, cuando oí que permanecer en lo más alto sería permanente, fue mentira. Después de eso, nadie tomaba la bebida adecuada en el momento adecuado. La última vez que pasé por aquel barucho de carretera me enamoré de él, de sus ojos azules, aunque un tanto extraños, de su manera de mirar un libro sin leerlo. Me pareció tan diferente que me sintiese tan cerca de él en aquel pasillo, sabiendo quien era y nada más, ni si quiera su nombre, solo un simple apodo que todas sabíamos y era el que le daba fama, en cambio cuando descubrí su nombre me gustó, no solo por como sonaba sino porque era suyo. Quise que todo fuese tan perfecto que en segundos me olvidé de los problemas, de las veces que habíamos llorado, y más aún de las peleas continuas acompañadas de gritos y portazos. Sabía que esta vez todo eso había terminado, por eso estábamos allí los dos, uno frente al otro, fue como si antes de preguntarme lo que ambos tanto deseábamos el tiempo se hubiese puesto en nuestra contra y no pasase, nuestro momento llegó, siempre ha llegado, pero solo porque los dos sabíamos que eramos nosotros mismos día tras día cuando estábamos juntos, solo se trataba de dar a torcer un poco el brazo para que las cosas saliesen en su justa medida, arriesgar sobre seguro se solía decir, poner de cada parte lo adecuado y lo que lo haría inexplicable, lo que lo haría solo nuestro. Me gustó ese día más que a él, lo prometo, pasó a ser mi favorito porque apareció por allí sin más, sin avisar y con poca prisa. Recuerdo cada motivo que me dió para enamorarme de él, los que más me gustaron fueron los que no me dejó ver, pero sabía que sentía. Su forma de ser había sido única y por tanto maravillosa, habría sido mía el tiempo que hubiese querido si mi egoísmo hubiera pasado a un segundo plano en vez de anteponerse a los dos, quizás eso fue lo que nos separó y hundió... Cuando los mayores de ahora, entonces eran pequeños solían jugar a los barcos de guerra, ¿recuerdas?, después eran tocados y hundidos, uno ganaba y otro lo perdía todo. 

Nessun commento:

Posta un commento

Ninguna herida escuece más que la absenta, es bueno para el corazón hace que no lo sienta, ya perdí la cuenta la noche pasa lenta en tus curvas de 60-90-60. Y es verdad, nada es lo que parece, soy un vampiro... duermo cuando amanece. Con la cuenta a cero al límite del coma, pienso que me la coma la de ya, el mundo entero. Es cierto, beber no ayuda, mañana lloraré por lo que ahora me la suda, ruda y pura realidad chaval, no se curan las heridas con botellas de 'Balantains'.

Nos libramos del ''me agobias'' hacía el ''¿Dónde coño estás?'' , vendí las cenas románticas por noches de lujuria, el ''sin ti padezco'' por el ''todo es culpa tuya'', los Domingos con tus padres por arcadas y resacas, el cine y las palomitas por el humo y los cubatas, los besos de buenos días por un ''vete de mi casa'' y el ''¿cielo qué te pasa?'' por el ''no me rayes tía...''
¿Quemarse en el infierno? Soy un ángel, no lo permitiría, por cada mediodía que te sentiste vacía, escribiría melodías. Sientemé en tu oido y en el pecho, siente como te protejo cuando hay bestias al acecho, satisfecho de acercarme veo que sientes como yo.