Y ahora siempre me digo "¿y por qué no?"

Me enseñaste a ser fuerte, a no rendirme cuando de verdad quería algo, estuviste al cien por cien cuando debías estarlo, me obligaste a ser tan fuerte cuando te fuiste que ahora que vuelves no sé si soy capaz de ponerte por delante de mí, no se si soy capaz de volverte a hacer el centro de todo y en torno a quien giren mis decisiones. Me demostraste que al igual que llegaste a mi vida en cuestión de días, en un minuto te fuiste, durante ocho meses en los cuales, simplemente, me acostumbre a estar sin tí y a recordarte cada vez menos. Nunca rogué nada más que un no me decepciones, y vuelves. Entonces es cuando descubro que la única persona que se ha estado decepcionando durante todo este tiempo, una vez tras otra, he sido yo misma, pensando que tendría la suficiente fuerza que tú me obligaste a tener, para luchar contra ti.