"Quién te sacará de quicio."

Atte. 43
Uno olvida todo, y se dispone a ser más fiel que a su propia sinceridad. No habrá más motivos después de tener tantos hechos delante. A menudo los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después y lo peor de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos. Nadie se propone amar de verdad, escribir una carta de esas que te deshaga el corazón. Decir, que el paso del tiempo te ha hecho mas escéptico, pero no te ha cambiado mucho, decir que, aún después de nada puedo con todo. También hay olvidos que no deberían ser olvidados, al igual que te digo de los recuerdos. 

(CUARENTA) Será su sonrisa

"Es el temblar que me provoca cuando pasa a mi lado sin ni si quiera rozarme. La sonrisa que me saca cuando me dirige una palabra entre risas y me mira. Lo que produce aquella sonrisa tonta que hace tanto tiempo no veía entre medias de unos destellos del alma. El ritmo acelerado de mis latidos, tan fuerte, que podría jurar que se escuchan a tres pasos. Nada más lejos de mi mente que la idea de quererte, de hecho, ni si quiera se plantea. No hace falta decir nombres, si yo sé quien. El caminar de su dedo en mi espalda dibujando un corazón."

Y si te vas, me quedo en este callejón sin salida, que este bar esta cansado ya de despedidas.

¿Con qué frecuencia encuentras algo así? Era una bala perdida, hecha a mi medida. Provocabas las mismas sensaciones que se le despiertan a cualquiera cuando ve sonreír de verdad a alguien, a diferencia, de que no eras alguien para mí, encontrado por casualidad. Te apuesto un euro a que mañana sale el Sol, dijiste. Te apuesto un euro a que mañana te vas, y que no me susurrarás al oído que volverás mañana. Dime que no serán necesarias segundas partes, que a la primera irá la vencida. Dame mi palabra prometida y habrá trato, ¡felicidad!

"UN RETRATO EN MENTE, MÁS QUE SUFICIENTE." Te quiero.

Cuando todo me va mal, tú ahí estás, estuve por dejarte, pero me eché para atrás. No aguantaba la presión y me supiste ayudar. Me he dado cuenta de que sin ti yo no puedo estar. Me secaste las lágrimas al verme llorar.  No te puedo ver, pero te puedo escuchar. Me pregunto si algún día me dejarás caer, pero es un autoretroceso lo que tengo cuando se me pasa esa idea por la cabeza. Me enseñaste a volar sin alas, y a no caer cuando solo quería sentarme y llorar. Dijiste que solo los pequeños llegan a ser grandes, pero tu para mí, lo fuiste desde el primer ocho que me abrazaste, no será el momento... pero, siempre es a tiempo cuando estás aquí. Y después de dos años, tus te quiero infinitos son los únicos sinceros que tengo en mente.

Dale una patada al reloj, hoy no vas a ser de nadie, tu rutina puede esperar.

Una vez oí que solo te pueden partir el corazón una vez, lo demás son todo rasguños. "Eras aquella cabecita loca dentro de mi juicio más sereno. Encontrabas la explicación a mis frases mentales. Puede cambiar si quieres, la situación, claro. Le restamos importancia y me regalas la confianza que tanto me falta." Dime, cuanto orgullo te has tragado por verme sonreír, cuantas noches no has dormido pensando en como no llorar y cuanto tiempo desperdiciamos uno al lado de otro sin hablar, solo mirándonos como bobos pensando en que sería para siempre. Trátame de modesta o de egocéntrica cuando me decías "yo, yo y siempre yo", que hasta tú rompes promesas, tú, la única excepción que conocía a tanta norma, ley y regla, que después de todo solo sé sonreír. 

Mírame y vuelve a sonreír, que sino yo no comprendo nada.

A veces, o tal vez siempre, quiero comprenderlo, entender porque te llevas quedando conmigo sin pedirme ni espacio, ni tiempo. De tanto en tanto me acuerdo de otro Septiembre, del Verano y otra vez este Septiembre, y sé que aquí estás, una vez más entre el humo de un cartón de tabaco con sabor a melocotón, buscando algún motivo por el que ser feliz sin a penas esforzarse. Y, digan lo que digan, quiero que nos recordemos así, hablando infinitas noches sin parar de sonreír, gritando por una ventana mil nombres que nadie escuchará y solo por el hecho, de reír un poco más de lo habitual. Total, que se me pasa por la cabeza una conclusión, no sé si ha sido cuestión o culpa de quererte tanto, dando tumbos he llegado aquí y no se está tan mal, tendremos nuestros días soleados, y de tormenta, pero no dejarán de ser nuestros.